El Caballero de Copas suele representar la llegada de una amistad que con el tiempo va
derivando hacia sentimientos más profundos, pudiendo llegar a convertirse en una relación de
pareja. Veremos que ambos caballos marchan tranquilamente, sin las estridencias que
mostraban los caballeros de espadas, por lo que muestra que las emociones van madurando
con lentitud. Ambos observan atentamente sus copas si bien el de Marsella lleva el vestido
abierto y el Rider una armadura y un yelmo protector. Las alas del casco y las espuelas lo
asocian a Mercurio, el mensajero, que trae noticias, otra característica de su significado en
interpretación. En el vestido, como en las otras figuras de esta serie, dibujos de peces y agua
para notar el lado emocional del palo de copas. Su armadura es parecida a la del arcano 13, la
Muerte, insinuando la cruz invertida que allí había, signo maléfico, aunque en este caso no
podamos apreciarlo tan bien. Lo que sí es claro, es que hay una serpiente azul situada justo
debajo del cinturón. ¿una posible traición?
En el Tarot egipcio a la carta que le correspondería al caballero de copas, en la serie numérica le corresponde la carta 50,
llamada Afinidad, donde una mujer huele el aroma de una flor. En interpretación significa amistades,
amores y afinidades. Inicio de algo bueno. Invertida: amores que se alejan. Alucinaciones,
peligros que se ignoran. Respecto al vestido del personaje, indicar que el tarot egipcio muestra
una mezcla e incoherencia notable en sus imágenes, extraídas de muy diferentes tiempos
históricos tal como hemos observados en capítulos anteriores. En esta ocasión el vestido de
tirantes que deja al descubierto los dos pechos es propio del impero Antiguo. En el Medio, o
bien se tapaban los senos o se dejaba al descubierto sólo el derecho (ver imagen central).
Finalmente en el Nuevo los tirantes dejaron de usarse. Sin embargo en otras cartas del Tarot
habíamos explicado que ciertos detalles correspondían al Imperio Nuevo o incluso helenístico,
y que no existían en la Antigüedad. Llegamos a la conclusión que de haber existido un tarot e
el antiguo Egipto habría sido coherente con una época y no una mezcla tan dispar, por lo que
se trata de una creación moderna.
